Por Javier Muñoz Ortiz
En 1970, la Universidad Técnica del Estado (UTE), comenzó a desarrollar un profundo proceso de reforma que implica la concepción de una nueva filosofía educacional, ponía fin a una serie de prácticas discriminatorias que limitaban e impedían el ingreso a la Universidad de los hijos de familias de recursos modestos.
Así mismo, desde comienzos de los años 60´s venía un movimiento de reforma universitaria muy fuerte, que fue una de las primeras en elegir rector democráticamente, y siempre estuvo muy comprometida con el gobierno de la Unidad Popular y el presidente Salvador Guillermo Allende Gossens.
El 29 de noviembre de 1971, escoltado por carabineros y autoridades universitarias, el Comandante en jefe Fidel Castro Ruz, hizo ingreso al balcón principal de la UTE (explanada de Casa Central), en donde era esperado por miles de estudiantes, quienes izaban banderas verdes y rojas de movimientos revolucionarios.
El ex dirigente estudiantil de la UTE Emilio Daroch, recuerda su visita. “La plazoleta en donde ahora está la calle Kirberg estaba llena, habían más de 2 mil o 3 mil personas, fue una concurrencia muy masiva. Él fue el primero que habló en Chile del fascismo, advirtiendo que había que cuidarse y preparase, porque llegó al país en el periodo en que estaban fuerte las manifestaciones de la derecha, con bloqueos de camino, paros de camioneros y gente del campo en contra del gobierno popular”.
Un mes después, el 30 de diciembre de 1971, la Universidad Técnica del Estado, recibía la visita del presidente Salvador Guillermo Allende Gossens.
En ambos actos, en medio de la concurrencia, se encontraba José Julián Peña Maltés, hijo de José Julián Peña Torres y de Alicia del Carmen Maltes Venegas, nacido el 25 Agosto 1950, en Santiago. Militante de las Juventudes Comunistas de Chile (JJCC), estudiante de la carrera de Ingeniería de Ejecución en Electricidad. Participando de lleno en el proceso social de esa época. Integró la Brigada de rayados, Ramona Parra (BRP).
Durante los años de la Unidad Popular (UP) participa con cuerpo y alma en el acontecer político y social.
Los jóvenes muralistas, salían a la calle con el objetivo es plasmar, en diferentes espacios públicos, mensajes relacionados a la ideología política de la izquierda chilena.
Inmediatamente después del Golpe de Estado de 1973 las intervenciones de la BRP, fueron borradas y varios de sus integrantes fueron víctimas de la persecución política.
En estas circunstancias, en enero de 1974, viaja a la Republica Democrática Alemana (RDA), el gobierno presidido por Erich Ernst Paul Honecker, lo hospeda en una especie de hogar en Grünheide, lugar que se ubica al Sur-este de Berlín, su estadía allí fue de tres meses, luego viajo a Francia, se radico en Paris, aprendió el idioma la idiosincrasia de un pueblo que los acogía como hermano, José Julián Peña Maltés, siguió su vida política, militando en JJCC.
La Tarea Militar del Partido Comunista de Chile (PCCh):
En Paris, le plantean la misión a José Julián Peña Maltés, de viajar a Cuba, para instruirse como un cuadro político militar.
A finales de Julio de 1979, llegamos a la Habana, Cuba, jóvenes comunistas que veníamos de diferentes países, los que debíamos cumplir la tarea militar que el Partido Comunista de Chile, nos había encomendado.
Nos alojaron en el Hotel Vedado, comenzamos a presentarnos y a conocernos, en dicha ocasión conocí a José Julián Peña Maltes, venia de Francia, al verlo se notaba serio y como éramos jóvenes y no graves, algunos compañeros recibieron apodos, al José Julián Peña Maltes por venir de Francia se le apodo pâté de Foie. Desde ese momento, todos lo comenzamos a llamar como “patefuá”.
Al hotel nos visitaban los oficiales chilenos, nos conversaban de la vida militar en las unidades y como ellos habían sido reclutados para la tarea militar. Se efectúo una reunión para elegir la chapa y la especialidad; José Julián Peña Maltes, eligió la especialidad de Artillería Antiaérea. Su chapa Daniel Torres Cifuentes.
El 1 de septiembre de 1979, ingresó a la Escuela de Artillería Camilo Cienfuegos en la Cabaña, en La Habana. Comenzaba la instrucción de la XVI promoción de cadetes. En la especialidad de Artillería Antiaérea por cuatro años.
Aquí se prepararía para desempeñarse como Jefe de pelotón de explotación de armamento y mando táctico de tropas de artillería Antiaérea.
Ubicada dentro del Parque Militar Morro-Cabaña, junto al Castillo del Morro, La Fortaleza de San Carlos de la Cabaña es una de las más grandes de todo el continente americano. Fue construida entre 1763 y 1774, bajo la dirección del ingeniero militar Silvestre Abarca.
Desde su inauguración en 1774 hasta el presente la fortaleza tuvo múltiples funciones. Su enorme capacidad de fuego jamás tuvo que ser utilizada, ya que La Habana no volvió a estar en peligro después de su construcción. La Cabaña funcionó entonces como cuartel general para las mejores tropas de la isla.
Durante las guerras de independencia se convirtió en cárcel y en su foso de los Laureles fueron fusilados muchos independentistas. El poeta y político José Martí fue encarcelado en esta prisión.
Después de la Revolución cubana, Ernesto Che Guevara estableció allí su cuartel general.
Actualmente alberga:
- Museo de Fortificaciones y Armas:Que incluye entre sus piezas armas tan disímiles como arcos y flechas y gigantescas catapultas y cañones.
- Centro Cultural Casa del Che en la Cabaña:Funciona en la primera casa que ocupó el Che cuando avanzó desde Santa Clara hasta La Habana.
La fortaleza es escenario de una ceremonia centenaria. Todos los días a las 21:00 horas, se realiza un disparo de cañón tal como se hiciera hasta el año 1850 para anunciar el cierre de las puertas de la muralla de la ciudad. La ceremonia es realizada por hombres vestidos con uniformes militares del siglo XVIII.
El 16 de abril de 1981, el cadete José Julián Peña Maltes, siendo parte de su compañía, la cual estaba en una correcta formación en el polígono de la Escuela, donde se celebraba una ceremonia militar con motivo del vigésimo aniversario de la proclamación del carácter socialista de la revolución y del día del miliciano, escuchaban atentamente al orador que era el Comandante en jefe Fidel Castro Ruz.
Quien termino su discurso, exaltando estas palabras: … Y de nuevo podemos repetir las palabras de aquel 16 de abril: ¡Juremos defender esta causa de los humildes, por los humildes y para los humildes!, ¡Juremos defender nuestra revolución socialista hasta la última gota de sangre!.
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!
El paso de José Julián Peña Maltes, por la Escuela de Artillería Camilo Cienfuegos, se produjo de forma regular sin grandes obstáculos. La mística era fortalecida con los trabajos y estudios políticos de los clásicos.
En el cuarto año, ya estaban realizando los últimos ejercicios, para graduarse culminar algunas materias. Entre otras la dirección del tiro del sistema coheteril S-125 Nevá/Pechora y el tiro con el lanza cohete portátil antiaéreo 9K38 «Igla-S» (Aguja).
Se gradúa con el grado de teniente, en 1983 siendo parte de la decimosexta promoción de cadetes. Ahora era un oficial de las FAR, un oficial del PCCh. Su profesión militar; explotación de armamento y mando táctico de tropas de artillería Antiaérea. Su formación militar; Superior de ingeniería.
Después de graduarse, José Julián Peña Maltes, comienza a desempeñar su trabajo militar en la Escuela de Artillería Camilo Cienfuegos, inicialmente en la Unidad de aseguramiento al proceso de instrucción (UAPI) bajo el mando del jefe de regimiento Tte. Coronel Sosa, luego ocupó el cargo de jefe de pelotón de Artillería Antiaérea de cadetes.
Misión Internacionalista:
En 1984, se intensificó en Nicaragua la contrarrevolución armada (los Contras), y en estas circunstancias en noviembre de ese año, algunos oficiales fuimos enviados a cumplir misión internacionalista a Nicaragua. No me acuerdo que chapa adopto José Julián Peña Maltes, pero lo comenzamos a llamar Yeyo.
Del aeropuerto de Managua nos dirigimos al Centro de Preparación de Oficiales (CPO) Pedro Aráuz Palacios, ubicado en Juigalpa, donde nos dieron ropa de camuflaje, mochila, cantimplora y nos asignaron el armamento, que consistía en un Automático Kaláshnikov Modernizado AKM plegable alemán, una pistola Tula Tokarev TT-33 soviética con sus respectivas municiones, una granada defensiva F-1 y una ofensiva RGD-5.
Nos informan que:
Aviones espías SR-71 en misiones de espionaje sobrevuelan en Nicaragua, violando su espacio aéreo. Barcos de guerra norteamericanos se acercan al puerto de Corinto.
Nos leen una noticia que sale en el Times del 26-11-84:
…El vocero del Pentágono, Michel Burch, dice que Estados Unidos proporcionaría cualquier asistencia necesaria para proteger sus intereses en el hemisferio y no descarta la posibilidad de una invasión…
Los yankee con su prepotencia… Permanecimos un mes para adecuarnos al terreno y saber lo necesario de la idiosincrasia nicaragüense (sus costumbres, cultura y geografía), siempre en plena disposición combativa.
Al finalizar nuestra actividad en el Centro de Preparación de Oficiales, realizamos un acto político cultural, agradecimos a los instructores y realizamos una sección de actividades cómicas, de esa sección salieron algunos sobrenombres como; El Comandante Duro, El Vietnamita, El Pinol (pinol es el nombre que le dan los nicaragüenses al agua con harina). En ese mes de preparación el Yeyo comenzó a escribir poemas, lo que dio pie a otro sobrenombre el Poeta.
Al término del acondicionamiento, fuimos designados a diferentes Batallones de Lucha Irregular (BLI), como asesores, el Yeyo, el Ñico, el Culebra, el Amigo y yo fuimos designados al Batallón de Lucha Irregular Sócrates Sandino (BLI SA-SA), nos trasladaron al Lago de Apanás. Nos entregaron una identificación militar, pertenecíamos a la Comandancia General del Ejército Popular Sandinista.
El jefe del BLI era el Capitán Luis López Castro, apodado Chaparro Frank. Nos dividimos las asignaturas principales y comenzamos a dar instrucción a los soldados nicaragüenses.
Nos organizamos en una célula del partido, utilizando la misma jerarquía del asesoramiento, el secretario, el que asesoraba al jefe del BLI, en este caso era el Yeyo, los que asesorábamos a los jefes de Compañía, los militantes.
Un día se nos dio alarma de combate, y tomamos posiciones defensivas cerca del Lago de Apanás. Se impartió la orden de combate, la Contra operaba cerca. Se rechazó a la Contra, el BLI actuó organizadamente. Los chilenos nos codificamos el nombre por el de picante (al ají se le conoce como Chile), Papa picante el que asesoraba al jefe del BLI, Picante uno, el que asesoraba a la primera compañía (en este caso era yo) y así sucesivamente. Al llamar por radio nos comunicábamos por ejemplo: Picante uno a Papa Picante, adelante.
Celebramos con los nicas y cubanos la llegada del nuevo año, que los nicas lo denominaron “Por la paz, todos contra la agresión”.
Al otro día, el martes 1 de Enero de 1985, celebramos con los cubanos un año más del triunfo de la revolución cubana. En este mismo mes, se celebra el Pleno del Comité Central, consecuente con los planteamientos anteriores, de que la forma de sacar a Pinochet del poder, es por medio de una gran movilización de masas, no a través de acuerdos políticos. El pleno acuerda llevar a cabo la Sublevación Nacional (SN), que sería un nivel superior de la Política de Rebelión Popular de Masas. …Se trata de llegar a un estado de rebelión generalizado, que logrará la paralización real del país, alzamientos populares en los principales centros urbanos, con participación decidida del proletariado, los estudiantes, las capas medias y el campesinado…
A finales de Febrero, llegaron al BLI, otros compañeros oficiales del partido, a nosotros nos trasladaron al Batallón de Lucha Irregular Coronel Ramón Raudales (BLI RA-RA), Unidad Militar 14-16.
El jefe de Batallón era Víctor Manuel Gallegos Castillo apodado Pedrito el Hondureño.
En el BLI (RA-RA), seguimos asesorando a las mismas unidades, en el mismo orden y con la misma organización partidaria.
El BLI se desplazaba persiguiendo a la Contra por el Norte desde Ocotal al Bocay y por el Sur hasta Matagalpa pasando por Rafael y Jinotega (en definitiva operábamos en los departamentos de Nueva Segovia y Jinotega).
En uno de los tantos movimientos, el BLI se desplazó a Ocotal, una vez instalados en las afueras del pueblo, llegó una invitación al Batallón para que éste participara en un acto político. El pueblo nicaragüense estimaba mucho a los Cachorros de Sandino.
Se realizó la correcta formación del BLI y comenzó el acto, al terminar lanzamos una consigna; ¡Sandino se siente en todo el continente! Gritada como cinco veces seguida, primero con la voz muy fuerte luego disminuyendo el tono hasta llegar casi a no ser escuchada. La gente del pueblo aplaudió con gran entusiasmo.
En Enero de 1986, José Julián Peña Maltes, termina la misión internacionalista, lo condecoraron con la medalla combatiente internacionalista primera clase, que se otorga a los combatientes que estuvieron realmente en combate, por el Consejo de Estado de la República de Cuba.
Volvió a Cuba, recibe un entrenamiento corto de guerra de guerrilla y clases de Métodos Conspirativos (MC) y se prepara para viajar al interior de Chile.
En las filas del Frente Patriótico Manuel Rodríguez
El año 1986, era denominado año decisivo por el Partido Comunista de Chile, José Julián Peña Maltes, ingresa a Chile y se integra a la lucha clandestina, como miembro del Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR).
Utilizo el nombre político de Daniel Merino, así lo conocían los combatientes del FPMR, siempre se destacó como disciplinado a la política del PCCh.
Estando en la clandestinidad, en agosto de 1986, conoció a Mara Peñaloza Oyarzun, ante ella se presentó como Daniel Merino, surgiendo así, una relación de amistad. A partir del mes de marzo de 1987, iniciaron una relación sentimental que dio paso a una convivencia, arriendan un inmueble en la comuna de Renca.
En junio de 1987, el FPMR se separa del PCCh, José Julián Peña Maltes, como un militante disciplinado se queda en las filas del Partido Comunista de Chile.
En agosto de 1987, por razones de seguridad y con el objeto de proteger a su compañera, se traslada al centro de Santiago, donde arrendó una pieza, ubicada en calle Ismael Valdés Vergara, perteneciente a la familia Valderrama Urrutia.
Juan Carlos Castro conoció a José Julián Peña Maltes, de quien expresa lo siguiente: “Recuerdo un café que nos tomamos en el restaurant “18” en dieciocho con Alameda un día de septiembre del 87. Gran persona, pausado, amable, convincente. Él le puso Felipe a mi hijo mayor, al que saludaba tocándole la panza a su madre”.
La relación afectiva con Mara Peñaloza continuó adelante, visitándola semanalmente en forma regular. Fue así como transcurriendo el mes de septiembre de 1987, llegó al domicilio de su compañera, el día 1° retirándose al día siguiente; posteriormente, regresó el día 8 de septiembre en la noche retirándose del domicilio el día 9 de septiembre de 1987 a las 13:00 horas.
Agentes de la Central Nacional de Informaciones (CNI), le realizan un seguimiento con un vehículo utilitario y un automóvil Daihatsu Charade, hasta Ñuñoa, en la calle Coventry donde lo detienen, es trasladado al subterráneo del cuartel Borgoño, donde en una pieza anexa al calabozo, lo torturan e interrogan. Permaneciendo desde entonces en calidad de detenido desaparecido.
Mara Peñaloza, volvió a saber de él, el día 22 de septiembre de 1987 cuando recibió una llamada telefónica en su trabajo, en que una voz de mujer le informó que su compañero había sido detenido en el centro de Santiago por la Central Nacional de Informaciones, en circunstancias en que se dirigía a encontrarse con una persona que también fue detenida; le indicó que viera el diario La Tercera de ese día a fin de que se informara al respecto. Después del llamado telefónico Mara Peñaloza compró el citado diario, en el que constaba la información sobre unos detenidos en Osorno y Valparaíso, cuyos nombres nada le decían a ella. Siguió comprando los diarios y no lograba informarse, hasta que el sábado 26 de septiembre, en el diario La Época, salieron publicadas las fotos de unos desaparecidos, entre los que se encontraba José Julián Peña Maltés, cuya fotografía correspondía exactamente con la persona con la cual mantenía relación sentimental bajo el nombre de Daniel Merino.
Por su parte, doña Lucila Victoria Urrutia Morales, dueña del departamento de la calle Ismael Valdés Vergara, toma conocimiento del nombre real de su pensionista, de la misma forma que Mara Peñaloza, por medio del diario La Época en que aparece una foto de José Julián Peña Maltés.
Señaló entre otras cosas, en su declaración jurada ante notario, que el afectado, “…era una persona que tenía vida normal, correcto, medía aprox. 1.60 a 1.63 mts. delgado, no flaco, piel morena-mate, pelo ondulado, no liso; era zurdo, pues escribía con esa mano. A veces se ausentaba, pero siempre avisaba cuando no llegaría. Su vida fue normal hasta el 8 de septiembre de 1987; se levantó alrededor de las 07:00 horas, no tomó desayuno y salió… no regresó ese día y en realidad hasta esta fecha aún no regresa, habiendo quedado casi todas sus especies en mi hogar”.
Su familia supo de su desaparición el 15 de septiembre de 1987, por la llamada telefónica de una mujer que no se identificó. En noviembre de ese año, Investigaciones informó que no registraba ingreso al país “por lo que es dable suponer que aún no retorna”. Fue rechazado su recurso de amparo.
La detención y posterior desaparición forzada de José Julián Peña Maltés, por parte de agentes de la Central Nacional de Informaciones, como asimismo la de otros cuatro jóvenes militantes del Partido Comunista, que aparecen vinculados al Frente Patriótico Manuel Rodríguez: Julio Orlando Muñoz Otárola, detenido en la vía pública el 9 de septiembre de 1987; al igual que el tornero mecánico Manuel Jesús Sepúlveda Sánchez, detenido después de las 19:00 horas del 9 de septiembre de 1987, luego de salir de su domicilio en la ciudad de Santiago; el técnico automotriz Alejandro Alberto Pinochet Arenas, detenido en la vía pública, ante testigos, en un vasto operativo el 10 de septiembre de 1987 y el mueblista Gonzalo Iván Fuenzalida Navarrete detenido entre el 7 y 10 de septiembre de 1987, ocurren conjuntamente a una serie de operativos tipo rastrillo llevados a cabo por la CNI y fuerzas de seguridad, que actuaron conjunta y coordinadamente con efectivos policiales, a fin de dar con el paradero del Coronel de Ejército Carlos Carreño Barrera, ingeniero de la Fábrica de Armamentos y Maestranza del Ejército (FAMAE), secuestrado con fecha 1° de septiembre de 1987, desde su domicilio particular ubicado en la comuna de La Reina, Santiago, por un grupo del FPMR, quienes lo liberaron posteriormente en la ciudad de Sao Paulo, Brasil, el 3 de diciembre de 1987.
Una vez liberado el Coronel de Ejército Carlos Carreño Barrera, se produjo una reunión entre el general Santiago Sinclair, quien llevaba allí la voz de Augusto Pinochet, el jefe de la Dirección de Inteligencia del Ejercito (DINE), Hugo Prado Contreras, y el director de la CNI, Hugo Salas Wenzel. En esa reunión el general Santiago Sinclair ordenó que había que hacer desaparecer a los cinco prisioneros.
La razón fue que ya a esa fecha y por la reestructuración que se había realizado, la CNI no podía mantener prisioneros en sus cuarteles. Los cinco militantes llevaban ya tres meses secuestrados, interrogados y torturados y el caso podía convertirse en otra arma en contra de Augusto Pinochet a un año del plebiscito de 1988.
El juez Mario Carroza, estableció que el crimen fue coordinado entre la jefatura del Ejército, la DINE y la CNI y que en la operación también participó el Comando de Aviación del Ejército (CAE).
La forma que se eligió para hacer desaparecer a los cinco combatientes fue la misma que utilizó la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA) para hacer desaparecer a sus víctimas: matarlas y tirar los cuerpos al mar. De esta manera, a través del general Santiago Sinclair y con conocimiento de Augusto Pinochet, se autorizó la operación para que un helicóptero del Comando de Aviación del Ejército, fuera utilizado para lanzar los cuerpos al mar. Éstos fueron asesinados en el cuartel Borgoño y sus cuerpos, debidamente ensacados y amarrados a trozos de rieles, son llevados al predio militar de Peldehue, al Norte de Santiago, donde son cargados a bordo de un helicóptero Puma, con capacidad total de carga de 7.400 kilos, incluido 3.800 kilos que pesa el helicóptero, cuenta con dos puertas laterales de corredera, que permiten acceso al espacio destinado a pasajeros o carga. Helicóptero del CAE que comandaron los oficiales Víctor Campo Valladares y Hugo Barría Rogers. Comandante del CAE en 1987 era el coronel Aquiles Navarrete Izanortegui.
Antes del vuelo, los mecánicos recibieron la orden de sacar los asientos del Puma y el estanque de combustible adicional. La autonomía de vuelo de este helicóptero sin el segundo estanque es de dos horas y media. El viaje fue ordenado por el jefe del CAE al jefe de la Compañía Aeromóvil de ese comando de helicópteros.
El helicóptero se elevó y se dirigió en dirección Hueehun, Til Til, Cuesta La Dormida, pasando al Sur de Olmue y Villa Alemana, cruza el Lago Peñuelas, Placilla, la Quebrada de acceso a Quintay, Tunquen y luego a Caleta de Quintay. Diez a doce minutos después de sobrevolar el océano Pacífico, el piloto se estableció en vuelo estacionario y lanzaron los cuerpos al mar.